En capítulos anteriores, mencionamos cómo la empresa Mexico Northwestern Railway Co. sufrió graves pérdidas debido a la Revolución Mexicana. En un informe entregado en 1936 por el Sr. Roy Hoard, quien era el gerente general de la compañía en ese año, se reveló que más de 4 mil puentes fueron destruidos, junto con equipos y locomotoras. Estos daños físicos y pérdidas materiales, aunque significativas, eran apenas una gota en el océano de riquezas generadas a través del saqueo de los recursos naturales a los que la empresa tenía acceso en ese momento.
Sin embargo, el verdadero riesgo que marcó una diferencia en el futuro de la compañía fue la Constitución Política de 1917. Esta constitución dejaba en claro los límites de las propiedades particulares, y en este caso en específico, la compañía Mexico Northwestern Railway Co. no estaba respetando estos límites. El término “latifundio” describe perfectamente la forma en que la compañía operaba en ese contexto.
En un sistema de latifundio, la tierra se concentra en manos de un pequeño grupo de propietarios, mientras que la mayoría de la población tiene un acceso limitado a la tierra o se ve obligada a trabajar como jornaleros en las vastas extensiones de tierra de estos latifundistas. Esto da lugar a una profunda desigualdad económica y social, ya que los dueños de estas grandes parcelas acumulan poder y riqueza, mientras que los trabajadores agrícolas enfrentan condiciones precarias y tienen un acceso limitado a recursos y oportunidades.
Los problemas relacionados con el latifundio también se reflejan en la agricultura. Las inversiones en tecnología agrícola suelen ser insuficientes en este tipo de sistema, lo que limita la productividad de la tierra. Además, los trabajadores agrícolas a menudo se enfrentan a la explotación y difíciles condiciones laborales, lo que disminuye la eficiencia y calidad de la producción. La falta de incentivos para mejorar la tierra agrava aún más estos problemas.
En resumen, el latifundio es un sistema que concentra la tierra y el poder en manos de unos pocos, mientras que deja a la mayoría de la población con un acceso y oportunidades limitadas. Esto tiene profundas implicaciones en la desigualdad económica y social, así como en la productividad agrícola y el bienestar de los trabajadores del campo.
Consciente de que la Constitución Política de 1917 podía amenazar los beneficios que la empresa había disfrutado durante décadas gracias al saqueo de recursos, el Sr. Hoard propuso a los accionistas vender la empresa para recuperar la mayor cantidad posible de capital. Con la autorización necesaria, se embarcó en esta negociación crucial. La primera oferta se presentó al gobierno del presidente General Lázaro Cárdenas, pero lamentablemente, todos los intentos de vender las propiedades de la compañía resultaron infructuosos. El gobierno federal no mostró ningún interés en este asunto, lo que complicó aún más la situación.
Fue entonces cuando el Sr. Hoard aprovechó los beneficios de vivir en una sociedad capitalista, especialmente porque contaba con un círculo de amigos que incluía a influyentes empresarios y banqueros. En este contexto, entabló contacto con el Sr. Eloy S. Vallina García, un destacado empresario y banquero nacido en 1903 en el pintoresco pueblo de Caborana, en Austrias, España. La familia del Sr. Vallina llegó a México en 1905 y se desarrolló en Piedras Negras, Coahuila.
En ese momento, el Sr. Eloy S. Vallina lideraba un grupo selecto de grandes empresarios, y junto con Carlos Truyet, al recibir la propuesta del Sr. Hoard, reconocieron los beneficios de adquirir instalaciones en funcionamiento. El Sr. Vallina seguía un lema simple pero efectivo: “cómo sí hacer las cosas”. Viendo esta gran oportunidad, comenzaron las negociaciones y finalmente, el 24 de diciembre de 1948, se acordó un precio de $1,940,000.00 pesos, equivalente a $400,000.00 dólares.
El acuerdo alcanzado el 24 de diciembre de 1948 marcó un hito en la historia de la compañía Mexico Northwestern Railway Co. y también en las vidas de aquellos involucrados. Fue un recordatorio de cómo la adaptabilidad y la colaboración pueden abrir puertas incluso en los momentos más difíciles. La historia nos enseña que, aunque enfrentemos desafíos y cambios significativos, como la revolución y las reformas legales, siempre hay oportunidades para reinventarse y encontrar soluciones creativas.
La lección aquí es que la perseverancia y la visión pueden superar obstáculos aparentemente insuperables. Los protagonistas de esta historia, Roy Hoard y Eloy S. Vallina García, demostraron que, incluso en medio de desafíos monumentales, la búsqueda de oportunidades y la disposición para adaptarse pueden llevar al éxito. Esta historia nos recuerda que, en la vida y en los negocios, es fundamental mantenerse abiertos a nuevas posibilidades y aprovechar las amistades y conexiones que se cruzan en nuestro camino para construir un futuro mejor.