A tan solo 7 kilómetros al sur de la pintoresca cabecera municipal del municipio de Madera, Chihuahua, se encuentra un lugar especial, un rincón donde la paz y la tranquilidad se entrelazan con la belleza de la naturaleza, un lugar que abraza los valores del catolicismo con amor y hospitalidad. Es un refugio espiritual que, al momento de llegar, libera el estrés acumulado en la vida cotidiana y renueva el espíritu.
Para llegar a este santuario de serenidad, debes tomar la desviación que te indica el camino hacia Misión Tres Ojitos desde la carretera a Chihuahua. Avanzarás por 7 kilómetros a lo largo de un camino pavimentado hasta llegar al Ejido Tres Ojitos. Aquí, un guardaganado te da la bienvenida con un mensaje conmovedor, grabado en un marco de piedra que reza: “Paz y bien. Bienvenidos al convento San Fidel de Sigmaringa, Franciscanos Capuchinos del norte de México”.
Continuando por el camino de terracería, te encontrarás con una rústica cruz de madera que se alza majestuosamente, alcanzando una altura de aproximadamente 4 metros. Junto a ella, encontrarás las palabras: “Un solo señor, una sola fe, un solo bautismo y un solo Dios y padre de todos que está sobre todos, por todos y en todos. Efesios 4, 5, 6”. En este punto, experimentarás cómo la paz interior envuelve todo tu ser, y la pureza del lugar se impregnará en tu alma. Los aromas de la vegetación que rodea este recinto sagrado, compuestos por tascates, encinos y pinos, te transportarán a un espacio fuera del tiempo, donde todos tus sentidos cobrarán vida y te revitalizarás.
A medida que continúas, verás casas de descanso a tu izquierda y, al lado derecho, el recinto principal que data de 1975. Fue inaugurado por un monje Agustino Recoleto que tenía la noble intención de crear oportunidades laborales para la comunidad local. En la planta baja del recinto principal, encontrarás un comedor acogedor, un lugar ideal para charlar con los frailes, quienes estarán encantados de compartir contigo su sabiduría espiritual.
Frente a este edificio, un hermoso patio te recibirá con decoraciones tanto naturales como elaboradas por las manos de los frailes. Aquí, podrás contemplar una estatua en honor al monje que inició esta noble labor, una campana que llama a la misa, macetas hechas de piedra y, al final del patio, la pequeña capilla que brinda servicios religiosos.
Si alguna vez te encuentras en Madera, no dudes en visitar este hermoso lugar. Es un refugio perfecto para la reflexión y para encontrar la anhelada paz espiritual. Misión Tres Ojitos es un testimonio viviente de la armonía entre la fe, la naturaleza y la hospitalidad, donde podrás experimentar la esencia de la naturaleza en un entorno que te llenará de serenidad y renovación espiritual.