Las Vías del Desarrollo: Ferrocarriles y Transformación en Madera, Chihuahua.
La historia de la construcción de las vías del ferrocarril en el municipio de Madera, Chihuahua, México, es una narrativa que se entrelaza con la ambición de generar riqueza a través de la explotación de recursos naturales y el desarrollo de nuevas tierras. Esta historia comienza con el ciudadano francés Hipólito Pasquier de Dumartin, quien en el siglo XIX tenía grandes planes para transformar la región.
En una época en la que México estaba atrayendo la atención de inversionistas nacionales y extranjeros debido a la abundancia de recursos naturales en sus tierras, Hipólito Pasquier de Dumartin presentó una audaz propuesta. Él solicitó una concesión de cinco mil varas cuadradas de tierra con la justificación de promover la prosperidad del país a través del desarrollo de vías ferroviarias, la agricultura, la fruticultura, la explotación minera y la actividad industrial. Su visión era introducir a cientos de miles de familias al norte de la República Mexicana.
Sin embargo, las claras intenciones de Dumartin y su propuesta de prosperidad levantaron sospechas en el Ministerio de Relaciones Exteriores e Interiores de México. En 1852, el gobierno mexicano rechazó su solicitud, temiendo una invasión francesa a través de este proyecto.
A pesar de este revés inicial, entre 1854 y 1894, se otorgaron 10 concesiones a diferentes compañías y particulares para la construcción de ferrocarriles a diversas compañías en la región de Chihuahua. Estas concesiones marcaron el inicio de una nueva era en la conectividad y el desarrollo de la zona.
La construcción de ferrocarriles en Chihuahua siguió un patrón similar al del resto de México, con una fuerte influencia de los estadounidenses. El impulso para los proyectos ferroviarios en México aumentó cuando se completaron las rutas que conectaban la frontera sur de los Estados Unidos. Esto desencadenó un rápido desarrollo ferroviario en los estados del norte de México, lo que a su vez impulsó los planes de comunicación en el interior del país.
A diferencia de los Estados Unidos, donde se construyeron ferrocarriles para colonizar nuevos territorios, en México se buscaba principalmente conectar áreas ya establecidas utilizando rutas antiguas. Esta diferencia en los objetivos y enfoques de construcción de ferrocarriles marcó una distinción clave entre los sistemas ferroviarios de ambos países.
Dos rutas ferroviarias destacadas se construyeron en Chihuahua durante el Porfiriato. El Ferrocarril Central Mexicano (FCCM) conectaba Chihuahua con Ciudad Juárez y recibió el respaldo de líderes locales y el gobierno estatal. Además, se vendió una concesión relacionada con esta línea a inversionistas estadounidenses liderados por John R. Robinson.
Por otro lado, el sistema Chihuahua-Pacifico representaba una visión más ambiciosa y transcontinental, pero enfrentó desafíos debido a la competencia y la complejidad de la construcción durante varias décadas.
A mediados de 1904 se iniciaron los trabajos de construcción del camino ferroviario hacia Temósachi partiendo de un punto llamado Bajío del Molino en el Km 184, este punto de bifurcación se llamó inicialmente La Unión, tiempo después La Junta y actualmente Estación López Mateos. En estos tiempos se dieron varios hechos importantes que marcarían el rumbo de la región, pues el Sr. William C. Green creo la compañía Sierra Madre and Pacific Railway Co. Y el 7 de marzo de 1907 obtuvo la concesión por parte de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas para la construcción de un tramo que partiría de San Pedro Madera con rumbo a Baserac en Sonora u otro lugar conveniente cerca del río Bavispe. En 1908 obtuvo una ampliación para construir una vía que uniera Madera con Casas Grandes y Madera con Temósachi, el cual concluyó en marzo de 1907 y fue inaugurado el 19 de mayo por el C. Gobernador del estado Don José María Sánchez.
En resumen, la construcción de las vías del ferrocarril en Madera, Chihuahua, y en la región en general, fue un proceso complejo que involucró a diversas partes interesadas, desde inversionistas y empresarios hasta gobiernos locales y extranjeros. Estos ferrocarriles desempeñaron un papel fundamental en la conectividad y el desarrollo económico de la región y contribuyeron significativamente a la transformación de la zona.